El Señor de los Milagros. Fuente de identidad de un pueblo

Después de un siglo de la evangelización, en 1651, en un barrio pobre de Lima un humilde pintor negro, representa a Jesús crucificado en una pared de quincha. A partir de ese momento, inmediatamente fue objeto de veneración por parte de una fraternidad de los esclavos negros llamada "Los de Angola", convirtiéndose poco a poco en un signo de la misericordia de Cristo, especialmente en los momentos más dramáticos de la historia de la ciudad. Incluso hoy, en una Lima de más de 10 millones de habitantes, en un país herido por tantas tragedias, es al rostro del "Señor de los Milagros" que una nación entera vuelve su mirada, por lo que encontrar el origen de su unidad, la fuente de su esperanza, el humilde orgullo de su pertenencia a Cristo y a la Iglesia. La exposición documenta el "milagro" de una devoción católica, una de las más grandes del mundo, que año tras año renueva la fe y revive el deseo de felicidad de millones de peruanos