Investigación

Investigar se ha vuelto, en estos tiempos, la gran consigna del mundo académico: una suerte de receta mágica o de sello de calidad. Pero ¿qué es realmente la investigación? ¿Sólo la dedicación exclusiva de algunos en temas altamente especializados o, en primera instancia, la dimensión de todo riguroso compromiso intelectual y, por ende, de toda adecuada docencia universitaria?

Investigación es la incesante tensión de quien busca, con su trabajo, conocer la realidad y su significado, de quien pide que la realidad desvele su secreto. Pero la realidad es una perspectiva infinita y, por lo tanto, si el investigador quiere ser leal con ella, no puede sino estar tenso en una búsqueda sin límites, no cediendo a la tentación ilusoria de absolutizar los logros, necesariamente parciales y relativos, de sus descubrimientos.

Es cierto que permanecer en esta realística actitud no es fácil pero,justamente en esto, reside la grandeza, la nobleza y, por supuesto, el riesgo de una verdadera investigación. Es la misma grandeza – ¡y el mismo riesgo! – de toda verdadera docencia en que anhelo de conocimiento y pasión comunicativa se retan y se alimentan mutuamente.

Investigación y docencia – cada una en lo específico de sus objetivos y métodos – son entonces, como recordaba de continuo Luis Jaime Cisneros, los dos inseparables pilares de la dignidad académica y son la condición para que cultura y tradición permanezcan vivas y palpitantes y, por lo tanto, atractivas para las nuevas generaciones.

Giuliana Contini